Te busco y no te encuentro
Cada amanecer presiento tus pasos.
Te persigo hasta donde
alcanzan mis ojos,
más allá, te busco con mi
soledad a ciegas.
Te busco en los bosques de
las altas montañas,
más allá de las brumas y muros
insondables.
Te busco en las orillas de
mansos arroyos
cuando soñabas ser mariposa y
volabas con ellas.
Te busco en las playas de
blancas arenas
donde el sol delinea tu alma
desnuda.
Te busco por caminos de
piedra y arcilla
reconstruyendo tus pasos, imaginando
tu vida.
Te busco en las sombras y
en tu mismo aliento,
entre nubes dispersas y en
las ondas del viento.
Te busco en los páramos y
cumbres heladas
donde cristaliza el beso y
purifican los labios.
Te busco en las olas de un
océano sin nombre
donde un día sola y sin
norte abandonaste tu barca.
Te busco a cielo abierto para
contemplar tu vuelo,
tu cuerpo de ave, en figura
de nubes se dibuja en el aire.
Te busco para amarte sin olvido
y sin tiempo
y escribir los versos que aún
no te escribo.
Te busco en la esencia de tu
dulce mirada
donde subyace el recuerdo de
cuando llorabas a solas,
y frente al espejo, en
silencio, enjugabas tus lágrimas
Te busco en la mañana
cadenciosa y fría
llevando en mi mano una
rosa de vida.
Al no encontrarte, muere
la rosa, marchita mi vida.
Te pierdes como si fueses
un espejo de agua,
que, al mirar de otro
lado, pierde el espejo,
pierde la mirada, y sin ti
¡sólo queda la nada!
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