IRÉ HASTA DONDE ME LLEVE EL RÍO
Partiré al primer parpadeo de la noche
Cuando
las aves se hayan recogido a sus nidos
Y
las luciérnagas, con su titilar de fuego,
Te
anunciarán gloriosas mi llegada.
Te
esperaré en la calidez de tu huerto
bajo
la sombra benéfica de los árboles
donde
las hojas y flores caídas por el viento
guardarán
celosas el secreto de mis lágrimas.
Tus
latidos y palabras en perfecto acento
Se
harán melodía bajo la tenue luz del día
Y el
celaje, venido desde un horizonte lejano
Apaciguará
la luz de la luna recién nacida.
En
tanto, tras la ventana de tu corazón,
Entre
el murmullo de un leve suspiro
Escucharás
como un furioso eco de cascada
El
disonante torrente de mi sangre.
No
puedo ofrecerte nada antes de la partida
Ni
siquiera una flor de primavera
Ni
un rayo de luz venido desde la estrella más lejana.
No
sé si tu corazón salte ungido de alegría
En
tanto el mío, será como una tumba en el olvido
Ya
que jamás alguien me recordará.
Llevaré
mi agonía mojada por un turbión en la noche
Entre
los árboles silenciosos y mi pena
Hasta
convergerme en aguas tumultuosas
Con
la mirada colgada al filo de un abismo.
Perdóname
amor mío
Me
iré guiado por la brisa juguetona
Por
el céfiro pasajero de la primavera
Por
todos los rincones del cielo y los infiernos.
Me
iré rendido soportando el peso del castigo
Por
haberte amado sin pausa y sin medida
Como
el trashumante que persiste en su camino
buscando
un lugar del que ya no habrá retorno.
Si
acaso piensas en mí, seré como el viento
En
cada atardecer de tus días,
Como
el murmullo del arroyo que cruza
Allá
en la cañada, seré como el polvo del verano
Cubriendo
tus claveles, y escucharás entonces
El
clamor de mi alma, y escucharás
También
mi canción desesperada.
Me
iré como un alcatraz que yerra su camino,
Si
me amas, sé indulgente con mi pena.
Cuando
esté triste y dolorido
Exhalando
un suspiro a solas
Mándame
sobre las olas
La
última oración del moribundo.
El
amor es cumbre y hielo en su hermosura
Pero
es triste cuando el alma del amante
Desciende
en oleajes de escarcha
Conspirado
por nubes que pasan y se alejan.
Iré
hasta donde me lleve el río
Abriendo
los entretelones del destino
Y
cuando mi barca se haya detenido
En
un profundo sueño besaré tu boca.
Y
entre la sombra de una orilla,
Entre
el dolor y la ausencia evocaré tu nombre.
Y
cuando la tierra se adormezca,
Desde
lo alto bajará una nube
Y
en sus pliegues mis versos con un tono de agua
Y
escucharás entonces como cuando sueñas
Desde
el lejano ignoto el sonido de las olas.
Camino
a ciegas por la umbrosa vía
Buscando
el mar y el color de tus ojos,
Mas
solo encuentro en las olas, ondas sombrías
Que
van cayendo como el sol al final del día.
Si
me amas, llámame antes de que la luz
Cierre
sus párpados allá en la lejanía.
Al
otro lado del crepúsculo, estaré esperándote.
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