¡VEN AHORA!
Si deseas asistir
a mi llamada,
te espero en el limbo
de la noche azul
donde las gaviotas
picotean el aire
venido desde
un oasis
a estrellarse
en los labios
de quienes
no han bebido
el agua pura
donde un día
florecieron los ceibos,
¡ven ahora!
Si deseas fundirte
en la hoguera del amor
y ser parte de aquel
que espera encontrar
en tus ojos la luz
por la mañana,
como el renacer
de una estrella
que anhela inmortalizarse
ante los ojos de Dios,
¡ven ahora!
Si deseas anclar tus alas
en la quietud de mi sombra,
donde la luna con sus rayos
de plata
se filtra en mi ventana,
y un ruiseñor
en su letargo
asido al árbol
cansado de mi huerto
trine su nota
anunciándome tu llegada,
¡ven ahora!
Mañana,
tal vez habré traspasado
el umbral de los abismos
y estaré flotando lejos,
donde ya no me alcance
la luz de tus ojos,
y solo habrá quedado
la diminuta sombra
de la espera,
donde el amor se diluye
como un leve suspiro
al menor contacto del olvido.
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