El Viejo Muelle de Puerto Colombia


Fotografía de José Vicente Quevedo

 El viejo muelle
Deslucido y postrado
Se estremece dócil
Como un crustáceo herido
Al crujir de las olas.

Ya no es el caballo de Troya
Que relinchaba en la noche,
Ni el que sostuvo en su lomo
La carga perpetua
De quienes entre ir y venir
Desgastaban sus cuerpos.

Queda sólo su armadura
fraccionada en partes,
Que en noches de luna
Proyecta su sombra
Desnuda y callada
A los ojos del mar.

Su imagen de titán
Que otrora
Fuera luz para el mundo,
Se disipa en el viento
Que imprime la huella
Con su beso mortal.

Los ojos del turista
O de algún vagabundo
Ven cómo su historia
Se deshila en leyenda
Para contar a la amante
En cada noche oscura.

Los labios de un viejo  
Soñador y bohemio
Descubrirán su secreto
Cantándole a los hados
De haber sido cómplice
De grandes jornadas
En noches pluviosas
De brizna y soledad.
 
Nació como una nube
Creció y dio sus frutos,
Fue héroe y mártir,
Paradigma y guardián,
Testigo de grandes amores.

El mar lo devora poco a poco,
Hoy, sólo es un monstruo
Que agoniza en silencio
Como un gigante olvidado
Tendido en la playa.

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