AMIGO, TÚ NO TE HAS IDO
Foto tomada en la Universidad Domingo Savio, por José Quevedo Tarija - Bolivia |
Javier Alfredo Amado del Pozo
se elevó al reino del Olimpo
haciendo flamear en alto
la bandera de su poesía
Cuando la vida se va sin decir nada
sin tiempo ni lugar para el adiós,
y el recuerdo de lo vivido calla
y el recuerdo de lo vivido calla
cómplice con el silencio que
dejó atrás entre el letargo del
momento anterior a la partida,
solo queda la imagen de su sombra
moribunda que apenas mitigó el dolor
preso en la cavidad de su
existencia
que hoy es la insignia del vacío y la nada.
¿Acaso tu voz se perdió entre un juego
de átomos?
La naturaleza, dueña absoluta del universo,
hace y deshace sin parpadeos
como si fuésemos botín de sus
derroches
aprisionándonos como barca encallada
en las grietas ocultas donde se pierde
en las grietas ocultas donde se pierde
la luz y el eco se
desvanece,
o como el color del arco iris cuando
éste
se escabulle ante una mirada incierta
a ocultarse tras las retinas del
viento.
Tú no estás ya para glorificar al
amor.
Será tu discurso de amante bohemio
impreso en los cauces de un barro
fecundo amasado en cada
verso
que nada ni nadie los podrá borrar.
Tu alma de poeta que amó la vida,
compartió glorias y fracasos con el mismo
ímpetu de un aventurero de la palabra
elevando su arte al firmamento donde las estrellas,
jubilosas te colmarán de aureolas en el Podio.
Tu pluma de acero y fuego que
incendió corazones y trazó caminos,
quedará enmarcada para siempre con ribetes de oro.
incendió corazones y trazó caminos,
quedará enmarcada para siempre con ribetes de oro.
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